Está claramente demostrado que este país vive acomplejado en lo que respecta a su Historia. En lo que a ella se refiere bajamos la cabeza avergonzados y parece que tenemos que disculparnos por lo que hicieron nuestros antepasados. Las cosas fueron como fueron, con sus luces y sus sombras y hasta que no aprendamos a aceptar nuestro pasado no estaremos realmente preparados para salir adelante como un país cohesionado y libre que acepta con naturalidad las particularidades que existen pero también las muchas cosas que tenemos en común. Cuando aceptemos nuestra historia dejaremos de mirarnos con desconfianza los no nacionalistas, los nacionalistas, los de derechas, los de izquierdas y en fin la multitud de divisiones que existen en España.
Todo este párrafo viene a colación de un fenómeno peculiar que existe en España solamente. Y es el olvido sistemático al que se ven sometidos insignes figuras de nuestra Historía por el simple hecho de asociarlas a un periodo histórico del que nos avergonzamos y que pretendemos olvidar casi siempre con la ayuda cómplice de las Instituciones en forma de planes educativos mediocres y sectoriales.
Si a un niño de Inglaterra le preguntan quien fue Nelson te responderá con toda seguridad y un matiz de orgullo que fue el Almirante de la Marina que venció en Trafalgar propiciando, aún a costa de su propia vida, el dominio inglés de los mares hasta la II Guerra Mundial. Si a un niño español le preguntas quien fue Blas de Lezo te contestará que no lo sabe pero que le suena que fue un jugador del R. Madrid de los años 60.
Y resulta que - cosa curiosa - Don Blas de Lezo y Olavarrieta fue uno de los más grandes marinos que ha existido no sólo en España sino en el mundo entero. Si los americanos tuviesen un personaje como este le habrían dedicado un montón de películas llenas de efectos especiales, con mogollón de batallas navales y una historia de amor metida entre medias con calzador, para que también las mujeres acudiesen a las salas a engordar el taquillaje. Aquí se espera el enésimo estreno de una película que habla de la Guerra Civil y Don Blas permanece en el más miserable de los olvidos.
Y es que gracias a este lobo de mar, una debilitada España pudo mantener su dominio en las Indias durante un siglo más. Fue este marino el que infringió a los ingleses una de las mayores derrotas que jamás han sufrido en su historia. Este hombre con apenas 3000 hombres y cinco barcuchos derrotó a una flota inglesa de 186 buques ( fragatas, navíos de linea etc) y más de 27.000 hombres al mando del almirante Vernon en el sitio que la Pérfida Albión sometió a la ciudad portuaria de Cartagena de Indias (Colombia) en 1741.
La guerra de la Oreja de Jenkins y el Sitio de Cartagena de Indias.

Para enmarcar
históricamente el Sitio de
Cartagena de Indias tenemos que hablar del contexto en que se produjo que no fue otro que el conflicto anglo-hispano conocido como Guerra de la Oreja de
Jenkins ( 1739-1748 ).
La verdadera causa de este
enfrentamiento bélico fue dilucidar la hegemonía en la América española, o bien el debilitado pero aun poderoso león hispano o el cada vez más fuerte y dinámico imperio inglés. El pretexto que utilizó la Corona británica para declarar la guerra a España fue un incidente que sucedió entre el capitán Juan León
Fandiño y un
contrabandista inglés llamado
Robert Jenkins. Al parecer el navío de
Fandiño capturó el barco del inglés acusándolo de contrabando. Cuando
Jenkins protestó el español le cortó una oreja diciéndole: "
Dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve".
El tal
Jenkins, según las crónicas, se fue llorando a la Cámara de los Comunes inglesa y exhibiendo el apéndice cercenado en su mano se quejó amargamente del trato recibido por los soberbios españoles además de comunicarle la ofensa personal hecha por un simple capitán al Rey Jorge . El Parlamento de Su Graciosa Majestad, apiadándose del pobre marino y henchido de indignación y justo afán de justicia declaró la guerra a los salvajes españoles con el propósito de lavar su honor herido. Por supuesto, el
hincarle el diente al pastel que suponía la América española no tuvo nada que ver.
El Primer Ministro inglés
Walpole intentó evitar la guerra firmando un convenio con España en el que se pagaban
compensaciones mutuas, pero fue rechazado por el Parlamento por lo que
Warpole no tuvo más remedio que ceder y comenzar los
preparativos de la guerra.
Felipe V reaccionó suprimiendo el "derecho de asiento" y el "navío de permiso".
El Gobierno británico envió al Caribe al Almirante
Edward Vernon. Su primera acción fue el ataque a la casi
desguarnecida ciudad portuaria de
Portobello en el virreinato de Nueva Granada ( 1739 ). Tras una fácil victoria que desató la euforia en Inglaterra, existía la duda de si dirigirse a La Habana y comenzar la conquista de Cuba o seguir en Nueva Granada y atacar
Cartagena de Indias que era su puerto principal y punto de partida de la flota de Indias con dirección a la
metrópoli. Al final se decidieron por esta última plaza y para ello
Vernon reunió una flota de 186 navíos, con más de 27000 hombres y 2000 cañones. En una operación combinada por mar y tierra pretendía apoderarse de la ciudad y asestar un golpe al Imperio Español del que ciertamente le sería casi imposible recuperarse. Para darnos cuenta de la magnitud de las fuerzas desplegadas baste decir que tan sólo existe una operación anfibia de mayor
embergadura en la Historia y se trata del desembarco de
Normandia en 1944.
Cartagena de Indias estaba defendida por tan sólo 3000 hombres , unos 600 arqueros indios y seis navíos de guerra además de los cañones con que contaban las fortalezas de Chamba, San
Felipe, Santiago, San Luis de
Bocachica,
Bocanegra y San
Felipe de Barajas. Pero con lo que
Vernon no contaba era que los defensores estaban al mando uno de los más geniales estrategas que ha dado la historia militar española que no es otro que Don
Blas de
Lezo.
Hay que decir que existían ciertas diferencias entre
Lezo, que tenía el mano militar , y su inmediato superior
Sebastían de Eslava, Virrey de Nueva Granada - otro gran hombre - que provocó no pocos roces entre ambos a lo largo del sitio.
La flota de
Vernon fue avistada el 13 de Marzo de 1741 y comenzó destruyendo la defensa de los fuertes de Chamba, San
Felipe y Santiago comenzando a cañonear día y noche durante 21 días el fuerte de San Luis de
Bocachica. al mismo tiempo bloqueó el puerto y mando desembarcar un contingente de tropas para tomar la fortaleza.
Blas de
Lezo mandó allí al coronel Carlos
Desnaux con 4 naves y 500 hombres, pero este tuvo que replegarse finalmente ante la aplastante
superioridad inglesa. Al mismo tiempo la ciudad de
Cartagena comienza a ser evacuada. Para dificultar el avance de los ingleses por el canal se destruyen las cuatro fragatas, algo que resultó inútil ya que estos sortearon el bloqueo sin problemas.
Una vez avistada por
Vernon la Fortaleza de
Bocanegra el virrey mandó destruir las dos fragatas restantes para intentar impedir el acceso de los invasores a la bahía. De
Lezo se opuso
argumentando que no resultaría, como ya se había demostrado
anteriormente pero tuvo que acatar las ordenes superiores.
Este nuevo bloqueo apenas retrasó a
Vernon que entró triunfante en la bahía y convencido de su victoria mandó despachos a
Jamaica comunicando la toma de
Cartagena. Fueron reenviados a Inglaterra y allí se desató una euforia sin precedentes. Incluso se llegaron a acuñar monedas
conmemorativas de la victoria en las que aparece
Blas de
Lezo arrodillado ante
Vernon. Aún se conservan unas cuantas.
Estas monedas decían en su anverso: "Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de Abril de 1741" y también: " La arrogancia española, humillada por el Almirante Vernon"Mientras, los últimos defensores se
atrincheraron en el fuerte de San
Felipe de Barajas a las ordenes de
Blas de
Lezo asistido por
Desnaux.
Vernon ordenó un ataque masivo para tomar el último bastión de los españoles. Así, el ejercito inglés avanzó con lentitud por la numerosa impedimenta de pertrechos y artillería que llevaban a través de la selva, mientras San
Felipe sufría un incesante cañoneo por mar. Una vez avistado el fuerte por la infantería se dieron cuenta de que el acceso a este, sólo podía hacerse por una pasarela de tierra taponada por trescientos hombres que había dispuesto
Lezo y que consiguió rechazar el ataque inglés causándole unas mil bajas.
Vernon mandó construir unas escalas para asaltar
directamente la muralla y en la noche del 19 al 20 de abril de 1741, intentó un asalto por sorpresa. Los ingleses formaron en tres columnas de granaderos y casacas rojas comandados por el general
Woork , un contingente de 4000 virginianos al mando del general
Lawrence Washington - hermano del primer presidente de los
EEUU - y una fuerza de esclavos jamaicanos en vanguardia. De
Lezo había previsto esto y ordenó construir un foso al pie de las murallas, de suerte que cuando los ingleses llegaron, mientras soportaban el incesante fuego de los defensores,
descubrieron que las escalas eran demasiado cortas y no llegaban arriba quedando totalmente
desprotegidos frente al fuerte. Esto fue aprovechado por los españoles que haciendo un ejercicio de tiro al blanco, causaron una terrible mortandad en las filas británicas. Para rematar la faena, en la mañana del 20 de abril, la temible infantería española realizó una salida y armados con bayonetas atacaron a los ingleses provocando otra terrible carnicería. Estos no tuvieron más remedio que huir , abandonando toda su logística y artillería, en dirección a sus barcos. Dejaban en el campo miles de cadáveres.
Vernon desesperado porque ya había comunicado su victoria, continuó con el bombardeo unos días más pero al fin, con su ejercito enfermo de malaria,
desmoralizado y falto de provisiones no tuvo más remedio que levantar el sitio y volver a
Jamaica el 9 de mayo de 1741. Había perdido 50 navíos, 6000 hombres y tenía 7500 heridos, muchos de los cuales no llegaron a su destino. Los españoles perdieron menos de 1000 hombres. También se
vió obligado a hundir numerosos barcos por falta de tripulación. La mayor operación de la Royal
Navy hasta el momento, se saldaba con su mayor derrota.
La guerra continuó hasta 1749, año en el que se firmó la paz
restableciendo el
status quo anterior al conflicto.
Blas de
Lezo murió en el mismo año de su victoria (1741) a
consecuencia de una peste que contrajo en
Cartagena debido a la epidemia que se produjo como
consecuencia del sitio.
Fue tal la humillación y la vergüenza inglesa - aún celebraba su victoria - que el rey Jorge
II mandó silenciar a sus cronistas toda mención al Sitio. Ironías de la vida y de este, a veces, tan ingrato país que es España, mientras
Vernon está enterrado en la Abadía de
Westminster junto a otros
héroes ingleses y tiene una calle dedicada en Londres (
Portobello Street), se desconoce el lugar donde yacen los restos del hombre que lo venció y permanece totalmente olvidado en los libros de Historia.
A modo de pequeña
compensación, desde entonces un buque de la Armada española siempre se ha llamado
Blas de
Lezo ( actualmente es una fragata de la serie F-100 de la clase
Alvaro de
Bazán).
En
Cartagena de Indias si se honra su memoria y existen numerosas calles, plazas y barrios que lo homenajean, así como una estatua suya al pie del fuerte de San
Felipe De Barajas.
Urge un
reconocimiento de este héroe, gracias al cual, España mantuvo su
hegemonía en los mares americanos durante 80 años más.
